La desescalada del confinamiento y el posterior final del Estado de Alarma han permitido que que muchos trabajadores hayan recuperado la normalidad tras la pandemia de COVID-19. No obstante, más de 2,3 millones de trabajadores han salido de sus ERTE desde el mes de mayo. Con todo, casi 1,1 millones de empleados siguen bajo un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, datos que se pueden extrapolar al sector transporte. No obstante, 75.000 trabajadores vinculados con el transporte -de pasajeros y mercancías- siguen bajo un ERTE.

Según los datos facilitados por el Gobierno, el 30 de abril se alcanzó el pico de trabajadores que estaban acogidos a un proceso de ERTE, con un total de 3.386.785 empleados. Este dato contrasta con la realidad actual, toda vez que el 70% de los trabajadores se han reincorporado a sus puestos de trabajo. De hecho, a principios de agosto se mantienen bajo un ERTE un total de 1.066.591 trabajadores. Con todo, la reincorporación a la vida laboral se ha producido a un ritmo muy distinto en cada sector, siendo el transporte uno de los que mantiene un mayor número de ERTE activos.

De hecho, el sector del transporte ocupa el cuarto lugar en cuanto a número de trabajadores bajo un ERTE, sólo tras la restauración, el comercio y el alojamiento turístico. En este aspecto, cabe señalar que la hostelería y restauración acumula 205.000 trabajadores en ERTE (18% del total), por los 198.000 empleados afectados por un ERTE en el comercio (17%) y los 143.000 del alojamiento turístico (13%). Por su parte, el sector del transporte cuenta con un total de 75.000 trabajadores en ERTE (7%), cifra por encima de las que registran sectores como el ocio y cultura, la comunicación o la educación.

El número de trabajadores que aún se mantienen bajo un ERTE en el sector transporte refleja la realidad de un sector que, pese a ser considerado actividad esencial durante el Estado de Alarma, ha visto su labor reducida hasta en un 50%. Una circunstancia que ha dejado contra las cuerdas a miles de profesionales autónomos y empresas que han visto en el ERTE por fuera mayor el único instrumento efectivo para mantener los puestos de trabajo de sus empleados mientras comprueban el desarrollo de la crisis económica generada por el COVID-19.