Acostumbrados a las Sanguijuelas – Editorial Transportealdia

El devenir del transporte por carretera en España ha sido de un auténtico “ANGEL, SI SEÑOR”, quizás de ahí le están viniendo todos los males que día a día le hacen más difícil su actividad.

Si tiramos de memoria histórica muchos de Uds. se acordarán de aquellas imposiciones de servicio que imponían los fabricantes de automóviles, ubicados en Valencia o no, con los famosos flayer y súper flayer, que tantos disgustos y desgracias personales causaron a los que trabajaban en ese transporte.

Al igual que el que afectaba al transporte de frutas, verduras y hortalizas, que desde España se realizaba particularmente para Alemania, donde sin ningún pudor cuando llegaban los vehículos a la frontera de Francia con Alemania, con el despacho y la orden de destino se le “premiaba” al conductor con (X) marcos alemanes para que adelantara lo que hasta ese momento no había importado en absoluto, al igual que ocurrió con la descarga del vehículo.

Venimos a decir esto para desmontar el mito de que el transporte por carretera no sólo en España, sino en toda Europa ha sido siempre un sector de machos, cuando la verdad es que ha sido un sector de serviles y a lo que se ve también de algunos muchos conductores corruptos con la aquiescencia de sus empresarios , y falto del menor sentido empresarial, que se explicaba por el origen “camionero” de la mayoría de los que tuvieron las narices de hacer empresa, pero que la generación de hijos de estos que han accedido a la dirección de las mismas, no han sabido modificar por muchos estudios y preparación que tengan.

El problema es que ahora, unos y otros no hacen más que quejarse, los empresarios porque con tanta regulación ganada a pulso no pueden hacer rentables sus empresas, los conductores porque jugaron a un juego que nunca debieran haber jugado, y ahora unos y otros andan a la zarpa la greña para tratar de resolver sus problemas, causados a unos y a otros por su completa falta de profesionalidad.

Bueno si todo acabara ahí, pero el problema es que el “empresariado” además tiene que estar lidiando con la voracidad de los cargadores, que primero consiguieron de la administración el 25+25, y ahora siguen con su erre que erre con las 44 toneladas, que están seguros de conseguir por el exceso de “ANGEL, SI SEÑOR” que hay en el medio, a menos que aprendan rápidamente a decir NO, dar lo que le toca y exigir lo que le corresponde.

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