Si sube el coste, se repercute – Editorial Transportealdia

El asunto de la banca nos trae muchas y variadas lecciones al sector, particularmente en lo relativo a si hay o no hay que repercutir de forma inmediata las subidas de costes para no llegar a una explotación con resultado negativo del “negocio” y consecuentemente a la más que inexorable quiebra del mismo.

Cualquiera que ponga oído a lo que transmiten los entendidos en la materia entenderá de forma inmediata que repercutir costes y conseguir un justo beneficio por el trabajo está muy bien determinado por la Constitución.

Es por eso que ni yo, ni nadie entiende que el transporte por carretera sea tan timorato a la hora de hacer lo mismo en sus precios.

Ya está mal que el sector no tenga unas tarifas mínimas de referencia, que recojan cuanto menos todos los gastos de explotación y un justo beneficio, como sí tienen otros actores del transporte como los taxis (por ejemplo), y aquí no valen las excusas pues el sector está tan o más polarizado que estos.

Pero todavía es menos entendible que ese mismo sector arruinado que todos conocemos, y al que cada vez se le hace más cuesta arriba atender los pagos de sus costes, como los suministros de los proveedores, los costes sociales de su personal y los impuestos que hay que atender en este país.

Podemos ver que ya ni las deslocalizaciones salvan las cuentas de explotación, porque todo se destina a regalarlo a los insaciables cargadores, clientes o usuarios, se llamen como se llamen.

Aunque la perplejidad mayor viene cuando ves las cifras de coste de explotación que tiene un vehículo articulado facilitado por el Ministerio de Fomento, que viene a cifrarlo entre un 1,30 euros/km. y 1,50 euros/km. en función de cómo se realizan los kilómetros del vehículo.

Mientras según fuentes del mismo sector referencian sus costes erróneamente entre 1,00 y 1,20 euros/km. y sólo cargado como máximo, lo que evidencia un desfase ingresos gastos inasumible por las economías de los transportistas sean pequeños o grandes, sobre todo cuando cada día aparece un coste nuevo que aplicar a su explotación.

Por cierto de ahí algunos tienen que detraer las comisiones que los mismos cargadores realizan aunque sean ilegales porque no podrían hacerlo, pero lo hacen porque casi todos están deslocalizados en otros países, y creen que no tienen la obligación de cumplir las leyes.

Para terminar, la diferencia entre la explotación de la banca que de inmediato pasa a repercutir sus costes y el transporte que no lo hace y tiene miedo de hacerlo, no es otra que los unos son empresarios que buscan la rentabilidad en cada operación y los otros ni lo son ni se les espera, a lo que se ve, claro está.

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