El Paquete de Movilidad ha supuesto una revolución, de mayor o menor calado, en el sector del transporte de mercancías por carretera. El texto incluye distintas medidas que pretenden acabar con algunos de los males endémicos de la actividad, pero también regular aspectos del día a día del sector. Entre los puntos que define el Paquete de Movilidad está el control del horario laboral de los conductores. Una cuestión que no ha sido controlada por las autoridades hasta ahora, pero que será vigilada a partir del mes de febrero de 2022.

De hecho, el Paquete de Movilidad señala que las autoridades tienen que comprobar que los conductores cumplen con las normas sobre el tiempo de trabajo, toda vez que existe una directiva especial para los conductores profesionales de camión. Por ese motivo, algunas de las potencias europeas están aplicando nuevas medidas de control a nivel general, ya que hasta ahora el control del horario laboral de los chóferes era una cuestión de los interlocutores sociales bajo la perspectiva de cumplir con las normas sobre el horario de trabajo, como en cualquier otra profesión.

Ahora, la normativa exige a los Estados miembro de la Unión Europea que realicen controles nacionales sobre las horas de trabajo de los conductores. Una tarea que será llevado a cabo por las distintas policías nacionales, así como las autoridades de transporte de cada país. De esta forma, la policía de carretera verificará que se cumplan la jornada de trabajo diaria y semanal desde el lado de los conductores. Por su parte, la autoridad de transporte de cada país deberá llevar a cabo los controles a nivel empresarial.

En ambos casos, la tarea desde febrero de 2022 será comprobar que los conductores y empresas cumplen con el horario de trabajo diario y semanal, así como con los descansos y los turnos de trabajo nocturnos. Sin embargo, los chóferes profesionales son un tanto escépticos ya que consideran que ya existe un control sobre las condiciones de trabajo y los horarios que define los tiempos de conducción y descanso, sin cambios desde 2005. Por ende, la tasa de incumplimiento no tiene por qué cambiar demasiado.