La presidencia de la Unión Europea está en manos de Portugal desde el 1 de enero de 2021, fruto del concepto rotatorio de presidencia que hay entre los Estados miembros por periodos de seis meses. La llegada de los mandatarios portugueses a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea como relevo de las autoridades alemanas se produce en un momento crítico para Europa con la pandemia de COVID-19, en el que es preciso tomar medidas urgentes para la recuperación económica y de sectores tan importantes como el transporte de mercancías por carretera.

De hecho, la presidencia portuguesa de la Unión Europea se ha fijado tres prioridades para sus seis meses de mandatos. Tres pilares para una política intervencionista que busca promover la recuperación europea a través de una transición verde y digital, asegurar que esta sea justa e inclusiva y fortalecer una autonomía estrategia para abrir todavía más Europa al mundo. En el sector transporte, se buscará la recuperación económica, la descarbonización y la consolidación del mercador único para hacer la actividad más sostenible, innovadora, resistente y accesible.

Todas estas ideas más o menos difusas se concretan en una acción inmediata, ayudar de la mejor forma posible a las empresas del sector a recuperarse de la crisis económica que ha nacido en torno a la pandemia de COVID-19. En este aspecto, la presidencia portuguesa quiere dar pequeños pasos a corto plazo que contribuyan a la modernización y sostenibilidad del sector a más largo plazo, ya que sólo así el transporte podrá asentarse en difícil escenario actual generado por el coronavirus.

De esta forma, la presidencia portuguesa de la Unión Europea apostará por un modelo de ayudas para la recuperación, modernización y sostenibilidad del sector transporte tras la pandemia de COVID-19. Para conseguir esto, es prioritario lograr que se reestablezcan la normal circulación de bines, servicios y personas de forma paralela a un esfuerzo a medio plazo que sirva para reforzar de manera estructural el sistema de transporte de la Unión Europea. De hecho, se impulsará la financiación de la red principal de carreteras hasta 2030 y la intermodalidad entre distintos tipos de transporte.