El Comité de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo ha respaldado la reforma de la Directiva de Carnés de Conducir, tras el acuerdo provisional alcanzado en el trílogo y la previa aprobación del Consejo de la UE. Esta actualización, largamente demandada por el sector, aborda la escasez de profesionales y moderniza el marco legal, manteniendo los altos estándares de seguridad vial.
Claves de la reforma
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Edad mínima para conductores profesionales:
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18 años para vehículos de mercancías (nacional e internacional, con Certificado de Competencia Profesional – CCP).
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21 años para autobuses y autocares, aunque persiste la polémica restricción de 50 km para menores de 21 años, que la IRU considera un freno para captar jóvenes talentos.
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Conducción acompañada desde los 17 años:
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Obligatoria para licencias B y opcional para las C/C1/C1E, con 7-14 horas de formación para los acompañantes. Un avance para fomentar la seguridad y la incorporación temprana al sector.
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Carné digital europeo para 2030:
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Integrado en el Monedero Europeo de Identidad Digital, aunque se mantendrá la opción del carné físico. Un paso decisivo hacia la movilidad sin papeles.
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Acceso ampliado a vehículos alternativos:
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Los titulares de licencia B podrán conducir vehículos de hasta 4.25 toneladas con combustibles alternativos, adaptándose a las necesidades de descarbonización.
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Reconocimiento de carnés de terceros países:
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Se creará un marco común para simplificar trámites, pero queda pendiente el reconocimiento mutuo de cualificaciones profesionales, esencial para emplear a estos conductores en la UE.
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Raluca Marian (IRU): «Europa da hoy un salto hacia un sistema más moderno y justo para los conductores. Pero urge eliminar barreras, como la de los 50 km para jóvenes o la falta de reconocimiento de cualificaciones extranjeras, en la próxima revisión del CCP.»
Próximos pasos
La reforma se someterá al pleno del Parlamento Europeo en otoño y luego al Consejo para su ratificación. Su transposición a las legislaciones nacionales tendrá un plazo de 4 a 6 años.
Contexto
La escasez de más de 600.000 conductores en Europa y la necesidad de digitalizar el sector han impulsado esta reforma, que busca equilibrar seguridad, competitividad y sostenibilidad.