El certificado COVID europeo se diseñó para agilizar el transporte de mercancías y viajeros en toda Europa, siendo herramienta para que ciudadanos pudieran demostrar si han superado la enfermedad o ya han sido vacunados contra la misma. Sin embargo, la falta de armonización en el certificado COVID europeo está suponiendo un auténtico quebradero de cabeza para el transporte internacional, ya que los códigos QR expedidos por algunas regiones no cumplen con los requisitos exigidos en ciertos países como Francia.

Aunque existe cierto consenso sobre la necesidad de que los conductores profesionales estén exentos de los controles derivados del certificado COVID, lo cierto es que la obligatoriedad de portar este documento está siendo un quebradero de cabeza para el sector, tal y como temían los conductores profesionales. Las diferencias de criterios de exigencia y condicionantes que reúnen los certificados COVID de los distintos países de la Unión Europea están dificultando la labor de los transportistas que realizan servicios internacionales.

Aunque es cierto que existe una ampla lista de países que han eximido a los transportistas de portar y presentar el certificado COVID en sus desplazamientos, siempre y cuando sean en el interior de la Unión Europea, cada país tiene la libertad de fijar sus propios criterios de control en los puntos fronterizos. Así, por ejemplo, países como Italia han decidido aplicar una exención a la norma para que los transportistas extranjeros que acceden al país no tengan que presentar el certificado COVID. De hecho, los chóferes sólo deben cumplimentar lo que se ha denominado Declaración de Desplazamiento.

Sin embargo, otros países como Francia han establecido la obligatoriedad de presentar el certificado COVID no sólo en los pasos fronterizos, sino también para acceder a cafeterías, restaurantes, comercios y hospitales, así como para viajar en avión, tren o autobús para trayectos de larga distancia. Esto ha provocado que los transportistas españoles estén teniendo numerosas dificultades, entre otras cosas porque parte de los códigos QR de los certificados COVID expedidos en las comunidades autónomas no son legibles por el sistema francés.