El auge de las plataformas digitales de transporte propicia nuevas formas de estafa y robo de mercancías

La creciente digitalización del sector del transporte de mercancías por carretera ha traído consigo importantes avances en eficiencia y agilidad. Sin embargo, la contratación online de cargas a través de plataformas digitales ha abierto la puerta a nuevas formas de delincuencia organizada que ponen en riesgo tanto a cargadores como a transportistas.

En las últimas semanas, se han detectado múltiples casos de estafa en los que delincuentes suplantan la identidad de operadores logísticos y transportistas para apropiarse de mercancías, generalmente de alto valor, sin dejar rastro. “Estamos viendo cómo la falta de contacto directo facilita que algunos aprovechen las ventajas de la digitalización para delinquir”, señalan desde el sector.

La Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (FENADISMER) ha denunciado recientemente una modalidad delictiva creciente protagonizada por falsos transportistas. Estos delincuentes, utilizando identidades suplantadas de empresas reales, contratan cargas que nunca llegan a entregar. El modus operandi suele centrarse en la apropiación de mercancías valiosas, que desaparecen tras su recogida.

Por otro lado, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) ha alertado sobre una variante similar, esta vez protagonizada por falsos operadores logísticos. En este caso, los estafadores se hacen pasar por empresas legalmente establecidas utilizando direcciones de correo electrónico muy similares a las originales. Esta ligera variación en los dominios puede pasar desapercibida si no se revisa con atención.

Una vez ganada la confianza del cargador, el falso operador recibe la orden de carga, subcontrata a un transportista real y le proporciona la documentación legítima. El transportista recoge la mercancía, creyendo actuar de manera legal. Es en ese momento cuando se produce el desvío: los estafadores cambian la dirección de entrega y la mercancía desaparece. Esta situación deja al transportista en una posición comprometida, ya que podría ser considerado responsable del destino de la carga.

Ante este panorama, los expertos recomiendan extremar las precauciones en todas las fases de la contratación. Verificar de forma exhaustiva la identidad de la empresa contratante, no confiar únicamente en la dirección de correo electrónico y utilizar canales adicionales como el teléfono o bases de datos oficiales, son pasos esenciales. Además, se desaconseja realizar contrataciones exclusivamente a través de plataformas digitales que no ofrezcan mecanismos de validación o verificación empresarial.

En definitiva, aunque la digitalización ha transformado positivamente el transporte de mercancías, también ha introducido nuevos riesgos. La falta de contacto físico y la confianza ciega en entornos virtuales pueden resultar costosas si no se acompañan de procedimientos seguros y controles rigurosos.

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