La startup Glid Technologies prepara su primer piloto en California con vehículos autónomos capaces de circular por carretera y ferrocarril
Un desafío global que exige soluciones innovadoras
En un contexto marcado por la creciente urbanización, las exigencias de descarbonización y las limitaciones de infraestructura, el sector del transporte busca fórmulas disruptivas para mejorar su eficiencia. Mientras Japón explora megaproyectos como una «cinta transportadora» autónoma de 500 km y el Hyperloop promete revolucionar el movimiento de mercancías, la startup estadounidense Glid Technologies propone una solución más inmediata y versátil: los Gliders, vehículos bimodales autónomos que combinan lo mejor del transporte por carretera y ferrocarril.
La tecnología Glid: un concepto revolucionario
Fundada en 2019 y con ejecutivos de SpaceX en su equipo, Glid ha desarrollado una flota de vehículos eléctricos e híbridos capaces de:
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Transportar semirremolques estándar (27-36 toneladas) sin modificaciones.
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Operar como camiones autónomos en carreteras (asfalto, grava o tierra).
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Convertirse en vehículos ferroviarios al desplegar ruedas específicas, alcanzando 129 km/h en vías.
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Realizar transiciones entre modos sin intervención humana, mediante sistemas de IA y sensores avanzados.
«Buscamos desplegar una movilidad de mercancías limpia e inteligente que sirva de modelo nacional para la innovación ferroviaria de corta distancia», explica Kevin Damoa, CEO de Glid.
Primer piloto: la ruta Skunk Train en California
El proyecto tomará forma este año con un piloto de 65 km entre Willits y Fort Bragg (California), en colaboración con Mendocino Railways. Esta ruta, histórica y con desafíos topográficos, permitirá evaluar:
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Rendimiento y fiabilidad en condiciones reales.
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Escalabilidad del sistema.
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Reducción efectiva de emisiones y congestión.
Prototipos en desarrollo
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Glider M: Versión híbrida tripulada para transición carretera-ferrocarril.
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AR2RV: Modelo autónomo con capacidad para levantar semirremolques mediante enganche estándar.
Ventajas competitivas
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Infraestructura existente: Aprovecha vías férreas en desuso sin costosas adaptaciones.
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Autonomía y control remoto: Reduce necesidad de operarios y optimiza rutas.
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Sostenibilidad: Electrificación e hibridación para minimizar huella de carbono.
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Costes operativos: Hasta un 40% más económico que el transporte tradicional, según estimaciones preliminares.
Aplicaciones estratégicas
1. Puertos y centros logísticos
La crisis de congestión portuaria postpandemia ha evidenciado la necesidad de alternativas. Los Gliders podrían:
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Agilizar el movimiento contenedores entre puertos y hubs.
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Reducir tiempos de espera en terminales como Los Ángeles o Long Beach.
2. Corredores de alta densidad
En rutas como Los Ángeles-San Francisco o el área de Barcelona (AP-7), donde el ferrocarril infrautilizado podría descongestionar autopistas.
3. Áreas rurales y emergentes
Llevar mercancías a regiones con acceso limitado, reactivando vías secundarias.
Retos por superar
A pesar de su potencial, Glid enfrenta desafíos clave:
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Regulación: La legislación para vehículos autónomos varía por territorios.
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Inversión inicial: Requiere financiación para escalar prototipos a flotas operativas.
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Aceptación sectorial: Convencer a operadores logísticos de migrar a un modelo disruptivo.
El futuro del transporte intermodal
Si el piloto californiano demuestra su viabilidad, Glid podría expandirse a:
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Redes europeas: Aprovechando programas como el Green Deal de la UE.
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Mercados emergentes: Donde la falta de infraestructura tradicional abre oportunidades.
«Esta tecnología no es ciencia ficción: es la evolución lógica del transporte ante los límites del modelo actual», concluye Damoa. Mientras esperamos imágenes de los prototipos reales (hoy solo disponibles en renders), una cosa es clara: la logística del siglo XXI exige soluciones tan flexibles como las cadenas de suministro que deben servir.