La Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU) ha solicitado a los representantes de la Unión Europea una importante inversión de hasta 75.000 millones de euros para paliar los efectos de la pandemia de COVID-19 y llevar el Plan de Recuperación del órgano europeo hasta el sector del transporte de mercancías por carretera. Una ambiciosa solicitud del IRU, ya que esta cifra supone que en torno al 10% del presupuesto del Plan de Recuperación iría destinado a las empresas de transporte de pasajeros y mercancías.

El Plan de Recuperación diseñado por la Comisión Europea tiene un fondo de 750 mil millones de euros, presupuesto que debería ir destinado de manera casi exclusiva a todo el proceso de recuperación posterior a la pandemia de COVID-19, así como al diseño de futuras inversiones bajo el marco financiero plurianual de la Unión Europea (2021-27). Un escenario en el que el IRU pide un esfuerzo extra de la UE para que apoye de manera específica a las empresas de transporte por carretera.

No obstante, el sector transporte cuenta con más de 900.000 empresas en toda Europa, en su mayoría Pymes. Por ende, la pandemia de COVID-19 ha sido especialmente dura para la gran mayoría de las compañías de transporte. De hecho, se espera que los ingresos del conjunto de operadores de transporte de mercancías caigan un 17% en 2020 en comparación con el año pasado, mientras que los ingresos de los operadores de pasajeros pueden caer hasta un 57%. El sector se enfrente así a perdidas superiores a los 150 mil millones de euros en este ejercicio.

Con estos datos en la mano y la constancia de que el transporte por carretera es uno de los sectores claves para impulsar la recuperación de la Unión Europea, el crecimiento económico y la cohesión social, la IRU solicita que al menos el 10% del presupuesto de este Plan de Recuperación vaya para el sector en una carta abierta publicada en los últimos días. En este aspecto, el texto de la IRU habla de siete áreas específicas de inversión, siempre bajo la prioridad de la descarbonización, la digitalización y la creación de nuevas infraestructuras.