Valor y desafíos sobre ruedas: una mañana con los héroes del transporte

Los conductores de camión sostienen el pulso de nuestra economía, aunque su labor diaria rara vez recibe el reconocimiento que merece. Con el objetivo de poner en valor su papel esencial y comprender de cerca su realidad profesional, la IRU, junto con su miembro suizo ASTAG, organizó recientemente la segunda edición de la iniciativa Valorando a nuestros Conductores en un área de descanso próxima a Ginebra (Suiza), compartiendo café y cruasanes con más de un centenar de profesionales del volante.

Todo lo que consumimos ha pasado por un camión. Ya sea en tiempos de normalidad o en contextos de crisis, son los conductores quienes garantizan el suministro constante a supermercados, hospitales y empresas. Esta dependencia estructural contrasta con la falta de visibilidad social de la profesión.

Durante el encuentro, una conclusión fue unánime entre los asistentes: la mayoría están satisfechos con su trabajo. Este dato coincide con los resultados de la encuesta IRU–Truckfly by Michelin, que analiza las percepciones de los conductores europeos.

Para muchos, ser camionero fue la realización de una vocación temprana. “Desde pequeño quería viajar y ver cómo vive la gente en diferentes lugares. Convertirme en camionero lo hizo posible. Cada viaje me muestra algo nuevo. No es solo un trabajo para mí, es de verdad un sueño hecho realidad”, relató un conductor internacional.

Pese a esta pasión compartida, la incorporación de jóvenes a la profesión sigue siendo muy baja. Un conductor de poco más de 20 años señalaba: “La profesión tiene una reputación complicada”. Sin embargo, su caso es ilustrativo de la tradición familiar en el sector: su padre también era camionero.

El tiempo lejos del hogar es otro de los grandes desafíos, sobre todo en el transporte de largo recorrido. Aun así, la flexibilidad del oficio permite adaptaciones, como en el caso de dos conductores polacos: uno, de 30 años, prefiere rutas de menos de dos semanas; el otro, de 55, opta por trabajar tres semanas seguidas y luego descansar diez días. No son pocos los que definen su camión como “su segundo hogar”.

Algunos consiguen conciliar la vida familiar gracias a una planificación creativa. Un padre viajaba acompañado de su hijo de cuatro años y contó que incluso llevó a su hija mayor en un recorrido de dos semanas por Europa. Un camionero italiano, por su parte, iba seguido por su familia en coche, dispuestos a comenzar sus vacaciones tras su última entrega.

La falta de áreas de estacionamiento adecuadas y seguras en Europa fue una de las quejas más repetidas. Muchos estarían dispuestos a pagar por aparcar si se garantizasen servicios básicos como duchas o comidas. Un conductor británico comentó haber pagado recientemente 38 libras por un estacionamiento sin ningún servicio adicional. Además, la inseguridad es una constante, con numerosos casos de robo de combustible y daños en los depósitos durante las paradas nocturnas.

La escasa presencia femenina en el sector también se hizo evidente. Solo al final de la jornada apareció la primera conductora, lo que recordó a todos que menos del 7 % de los conductores de camión en Europa son mujeres, según la encuesta anual de IRU sobre la escasez de profesionales.

Esta iniciativa de RSC busca no solo visibilizar y reconocer la labor de los conductores, sino también mejorar sus condiciones laborales y promover el respeto desde el conjunto de la sociedad hacia un colectivo imprescindible para el funcionamiento diario de nuestras vidas.

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