Una startup francesa plantea reconvertir motores diésel existentes para que funcionen con hidrógeno y agua, reduciendo de forma drástica las emisiones sin sustituir el bloque motor. Su solución, denominada HyWICE, apunta directamente a camiones y flotas de transporte pesado, donde la transición a cero emisiones es más compleja por costes, autonomía e infraestructura. La clave: aprovechar vehículos ya amortizados y llevarlos a un estándar ambiental muy superior.
¿Cómo funciona HyWICE?
La propuesta se basa en un espaciador patentado que permite inyectar hidrógeno y agua en la cámara de combustión de un motor diésel ya en servicio. El agua controla la temperatura y reduce la formación de NOx, mientras que el hidrógeno asume el papel de combustible principal, recortando las emisiones de CO₂ frente al gasóleo. No es necesario reemplazar el motor, por lo que el tiempo de inmovilización del vehículo se minimiza y la adopción resulta más sencilla para flotas con alta utilización.
Beneficios ambientales y operativos
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Reutilización del parque móvil: se adapta a cabezas tractoras y rígidos existentes, evitando inversiones de sustitución a corto plazo.
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Reducción significativa de CO₂ y partículas, con mitigación de NOx gracias al control térmico de la combustión.
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Mejoras en calidad del aire en zonas urbanas y polos logísticos, al disminuir emisiones locales y olores.
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Despliegue rápido en flota al mantener el chasis, transmisión y gran parte de la cadena cinemática.
Costes y autonomía: ¿cuadra la cuenta?
En repostaje, el hidrógeno se mueve hoy en rangos de precio variables según contrato y origen (verde, bajo en carbono). Para camión pesado, depósitos de 30–50 kg permiten autonomías de varios cientos de kilómetros, suficientes para tránsitos interregionales y compatibles con paradas planificadas. El consumo estimado por cada 100 km mantiene costes operativos previsibles si se negocian acuerdos estables de suministro. El gran atractivo es que el CAPEX del retrofit suele ser muy inferior al de un vehículo nuevo cero emisiones, acortando el retorno de la inversión.
¿Qué significa para el transporte de mercancías por carretera?
Para las empresas, el atractivo reside en descarbonizar sin paralizar la flota ni afrontar el coste total de renovación. El retrofit acorta plazos de adopción, reduce riesgos tecnológicos y permite alinearse con objetivos ESG, licitaciones verdes y Zonas de Bajas Emisiones. En un sector de márgenes ajustados, aprovechar activos existentes es una palanca crítica para mantener competitividad.
