Más de la mitad de las carreteras españolas necesita intervención urgente, según la Asociación Española de la Carretera

El estado de las carreteras españolas ha alcanzado el peor nivel de conservación desde finales de los años 80 y principios de los 90, periodo en el que se ejecutó el último gran Plan General de Carreteras en España. Así lo revela el último informe elaborado por la Asociación Española de la Carretera (AEC), que ofrece un diagnóstico preocupante para la red viaria del país.

Según el estudio, el 52% de las carreteras españolas —equivalente a 54.373 kilómetros de firme— presenta un estado deficiente, lo que supone que más de la mitad de la red total (101.700 kilómetros) requiere intervención en un plazo máximo de cuatro años. De esa cifra, un 32% (más de 34.000 kilómetros) necesita una reconstrucción de carácter urgente, debido a la presencia de alteraciones muy serias tanto estructurales (como baches o piel de cocodrilo) como superficiales (grietas longitudinales y transversales, y descarnaduras).

Además, otros 20.407 kilómetros adicionales presentan daños calificados como graves, lo que obliga a actuar sobre ellos en un plazo no superior a cuatro años. De no hacerlo, estos tramos podrían pasar rápidamente a la categoría de urgente.

El informe pone de manifiesto que, en los últimos tres años, el ritmo de deterioro de la red viaria española ha sido del 8% anual, una progresión que acentúa la necesidad de actuaciones inmediatas para evitar un colapso funcional en numerosos tramos de carretera.

Se necesitan 13.490 millones de euros para recuperar la red

Para abordar el conjunto de carencias detectadas, la AEC estima necesaria una inversión total de 13.491 millones de euros, lo que supone un incremento del 42,7% respecto a los 9.453 millones calculados en 2022, año de la última inspección visual realizada. Este aumento obedece tanto al encarecimiento de las materias primas, la energía y el personal, como al propio deterioro adicional de la infraestructura viaria.

Del total estimado, el 31,6% corresponde a la Red de Carreteras del Estado, con una inversión necesaria de 4.720 millones de euros (un 53% más que en 2022). Por su parte, el 68,4% restante (unos 8.770 millones de euros) debería destinarse a las carreteras bajo responsabilidad de las comunidades autónomas y forales, cuyo deterioro también ha ido en aumento (un 37,63% más que en 2022).

Aragón, Castilla-La Mancha y Galicia, a la cabeza del deterioro

El informe de la AEC también establece un ranking por comunidades autónomas, y sitúa a Aragón como la región con peores cifras: el 68% de su red viaria presenta firmes gravemente deteriorados, superando en 16 puntos la media nacional. Castilla-La Mancha y Galicia comparten también una situación crítica, con un 59% de sus carreteras en mal estado.

En cuanto al nivel de prioridad para la intervención, Aragón es la única comunidad que se encuentra en nivel crítico, aunque también destacan negativamente La Rioja (41%), Castilla-La Mancha (40%), Castilla y León (39%) y Galicia (38%).

En el extremo opuesto, las comunidades con mejor conservación del firme son, en orden ascendente, la Comunidad Valenciana, Madrid, Extremadura, Cantabria, País Vasco, Navarra, Andalucía y Cataluña, todas ellas por debajo de la media nacional en porcentaje de carreteras deterioradas.

Este informe lanza una señal de alarma para la sostenibilidad y seguridad del transporte por carretera en España, especialmente en sectores estratégicos como el de mercancías, altamente dependiente de una red viaria eficaz y en buen estado. “Invertir en carreteras es invertir en competitividad, cohesión territorial y seguridad vial”, apuntan desde la AEC.

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