Europa acelera la carga para el camión eléctrico: qué hará falta de aquí a 2030

La electrificación del transporte pesado ya no es una promesa: es calendario y capacidad instalada. Un nuevo análisis del International Council on Clean Transportation (ICCT) cifra las necesidades de infraestructura de recarga para camiones eléctricos (BETs) en la UE-27 en 2030 y ofrece una hoja de ruta para no perder el paso de los objetivos climáticos. El estudio estima entre 22 y 28 GW de potencia de carga instalada, dividida casi al 50% entre redes públicas y privadas, lo que equivale a 150.000–175.000 cargadores privados y 60.000–80.000 públicos distribuidos por toda la Unión.

Dónde se cargará (y con qué potencia)

La “pernocta” será la reina. La mayor parte de la energía se repondrá en depósitos y centros logísticos, mientras que entre 4.000 y 5.300 cargadores de potencia megavatio (≈750 kW) darán soporte a los tramos de alta demanda, especialmente en rutas de largo recorrido. Estos ultrarrápidos representarán ~15% de la potencia instalada, pero apenas ~2% del total de equipos, y se combinarán con puntos rápidos de 150–350 kW que podrán cubrir más de la mitad de las necesidades de carga pública para el largo recorrido. Si las baterías de los camiones crecen (≈720 kWh), la demanda de cargadores MW podría reducirse hasta un 40%, aliviando la presión sobre la red de ultrarrápida.

El papel de España y los grandes mercados

Cinco países concentrarán más del 70% de la demanda de recarga: Alemania, Polonia, Francia, España e Italia. En flota, España podría contar con 23.000–28.000 camiones eléctricos en 2030, lo que la sitúa entre los mercados clave para el despliegue de infraestructura y refuerza la necesidad de planificar conexiones de red en corredores TEN-T y nodos logísticos.

AFIR: imprescindible, pero insuficiente

La Regulación de Infraestructuras para Combustibles Alternativos (AFIR) asegura una cobertura mínima, pero solo cubriría entre el 50% y el 70% de la carga pública necesaria en 2030. En la red principal (core) podría llegar al 65–85%, mientras que en la red global (comprehensive) caería al 35–45%. Resultado: hará falta ir más allá de los mínimos con inversiones coordinadas y planificación proactiva para evitar cuellos de botella.

Cuellos de botella y cómo desbloquearlos

La potencia está en la geografía y en los permisos. El ICCT advierte de congestión de red en ubicaciones de alta potencia y de tramitaciones largas que pueden retrasar la entrada en servicio. Para acelerar, propone:

  • Declarar los hubs de carga para pesados como “proyectos de interés público superior”, agilizando permisos.
  • Planificación de red anticipatoria, habilitando a los operadores eléctricos a invertir antes de que llegue la demanda.
  • Transparencia en la “capacidad de acogida” mediante mapas públicos que faciliten decisiones de ubicación a operadores y flotas.
  • Impulso a corredores limpios en el TEN-T, estandarizando buenas prácticas para replicarlas a escala.

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