El Reino Unido ha comenzado a eliminar los controles fronterizos sobre las frutas y verduras importadas desde la Unión Europea, una decisión estratégica con la que el Gobierno británico busca facilitar el comercio y rebajar la presión sobre los precios de los alimentos. La medida, que entró en vigor este martes, forma parte del proceso previo a la aplicación de un nuevo acuerdo sanitario y fitosanitario (SPS, por sus siglas en inglés) con el bloque comunitario.
Según ha informado el Ejecutivo, la supresión de estos controles permitirá a empresas y consumidores ahorrar tiempo y dinero, al evitar trámites burocráticos innecesarios en el paso de mercancías perecederas por la frontera. «La simplificación de procesos favorecerá una mayor eficiencia comercial y mejorará la competitividad de los productos alimentarios», señalan fuentes gubernamentales.
El nuevo acuerdo sanitario y fitosanitario entre Reino Unido y la UE contempla la creación de una zona común, lo que supondrá una drástica reducción de costes logísticos, así como la eliminación de los controles rutinarios en frontera tanto para exportaciones como para importaciones de productos alimentarios.
Uno de los cambios más relevantes de esta nueva política es que las frutas y hortalizas clasificadas como de riesgo medio, como tomates, uvas, ciruelas, cerezas, melocotones y pimientos, dejarán de estar sujetas a inspecciones fronterizas al entrar desde la UE. Esto supone un alivio para los operadores logísticos y exportadores hortofrutícolas europeos, que hasta ahora debían cumplir con estrictos protocolos de control que impactaban directamente en los costes y tiempos de entrega.
Desde el punto de vista logístico, la eliminación de controles y tasas excesivas representa un paso significativo en la reducción de la carga administrativa para los comerciantes que operan entre el Reino Unido y la UE. El Gobierno británico ha subrayado que esta medida contribuirá a fortalecer las cadenas de suministro y, en última instancia, a moderar los precios en el mercado de consumo.
“Reducir la burocracia y simplificar el comercio es clave para mantener la fluidez en las importaciones y exportaciones de alimentos, especialmente en un contexto de inflación y presión sobre los precios de los productos básicos”, ha indicado un portavoz del Ejecutivo.
El sector del transporte de mercancías por carretera, tanto en Reino Unido como en los países de la UE, se verá beneficiado por esta flexibilización, ya que disminuirán los tiempos de espera en frontera, los costes operativos derivados de inspecciones y, en general, los riesgos asociados a la gestión de productos perecederos.
Con esta decisión, el Reino Unido da un paso hacia una relación comercial más ágil y eficiente con la Unión Europea, revirtiendo parcialmente algunas de las consecuencias del Brexit en el ámbito de los intercambios agroalimentarios. Queda por ver cómo se implementará el nuevo acuerdo SPS en su totalidad, pero el inicio de la eliminación de controles ya marca una nueva etapa para la logística transfronteriza de alimentos frescos.