El Servei Català de Trànsit (SCT) quiere actuar sobre uno de los tramos más conflictivos de la AP-7 sur, donde la siniestralidad y las retenciones se han convertido en un problema recurrente para el transporte de mercancías por carretera. La propuesta que trasladará al Ministerio de Transportes pasa por reducir la velocidad máxima de los camiones a 80 km/h y la de los turismos a 100 km/h en un tramo de unos 30 kilómetros, en dirección Castelló, entre el Baix Ebre y el Montsià.
El objetivo declarado es claro: circular más lento para circular más seguro, reduciendo el número de accidentes y, con ello, las largas colas y el riesgo de colapso viario que sufren a diario miles de conductores y profesionales del transporte.
Un tramo con alta siniestralidad y protagonismo de los camiones
El director del SCT, Ramon Lamiel, concretó la propuesta en una reunión con representantes de los transportistas y con presencia de los Mossos d’Esquadra, apenas horas después de un nuevo accidente mortal en la AP-7 a la altura de l’Aldea (Baix Ebre), que obligó a cortar la autopista durante horas y provocó retenciones que se alargaron más de 24 horas.
Los datos preocupan especialmente al sector del transporte: 10 de los 15 fallecidos este año en la AP-7 eran camioneros, lo que evidencia el papel central de los vehículos pesados en la accidentalidad de este corredor. No es la primera vez que Trànsit actúa en este tramo: ya se prohibió adelantar a los camiones, obligándoles a circular en fila en los dos carriles existentes.
Cómo se aplicaría la nueva limitación de velocidad
La medida afectaría únicamente a los vehículos que circulan en dirección a Castelló, en el tramo de dos carriles por sentido entre el Baix Ebre y el Montsià. La intención del SCT es que la regulación tenga carácter temporal, y que se aplique solo durante los meses de mayor intensidad de tráfico pesado, aproximadamente entre otoño e invierno, cuando se concentra un volumen de hasta 12.000 camiones diarios entre semana.
En ese escenario, los camiones deberán circular en fila india a un máximo de 80 km/h, sin posibilidad real de adelantar sin arriesgarse a una sanción. Trànsit estudia también si la nueva limitación se extenderá a los autobuses, lo que afectaría igualmente al transporte de viajeros de largo recorrido.
Los transportistas, entre la comprensión y la crítica
Las asociaciones de transportistas muestran una postura matizada. No rechazan de entrada la rebaja de la velocidad si contribuye a mejorar la seguridad, pero advierten de que la medida es solo un parche.
“No resolverá el problema de fondo, tendrá un efecto paliativo, pero seguirá habiendo accidentes, como ya pasó después de prohibir a los camiones adelantar en este mismo tramo”, señala José Luis Aymat, portavoz de la Federació d’Autotransport de Tarragona (FEAT).
El sector teme que, además del aumento de tiempos de viaje y costes operativos, la convivencia entre vehículos ligeros y pesados a diferentes velocidades pueda generar nuevas situaciones de riesgo si no se acompaña de mejoras estructurales en la autopista.
A la espera del tercer carril en la AP-7 sur
La propia administración catalana reconoce que esta reducción de la velocidad en la AP-7 sur es una medida transitoria. La intención es que desaparezca cuando se ejecute la ampliación de la vía a tres carriles por sentido, una reivindicación histórica del sector y del territorio, que el Ministerio de Transportes mantiene todavía en fase de redacción de proyecto.
Hasta que ese tercer carril sea una realidad, camiones y transportistas seguirán soportando un corredor saturado, donde cualquier incidente se traduce en largas colas, pérdidas de tiempo y sobrecostes. La propuesta de Trànsit abre ahora un nuevo debate: ¿es suficiente reducir la velocidad para mejorar la seguridad, o ha llegado la hora de acometer de una vez la gran reforma pendiente de la AP-7 sur?
