En el año 2021, el transporte por carretera aportó más de 16.500 millones de euros al sistema fiscal español, consolidándose como el principal contribuyente del sector del transporte. Esta cifra, que incluye tanto la fiscalidad específica como los ingresos por peajes, representa el 91% de la recaudación total del sector transporte en España, según un informe elaborado por el Centro de Investigación del Transporte (Transyt) de la Universidad Politécnica de Madrid.
El estudio, respaldado por la Fundación Corell, el Centro Transyt y el Grupo Alsa, pone en evidencia la desigualdad fiscal entre los distintos modos de transporte. Mientras que la carretera asume la mayor parte de la carga tributaria, otros modos como el aéreo, el marítimo o el ferroviario presentan contribuciones considerablemente inferiores. En concreto, el transporte aéreo aportó 1.970 millones de euros y el transporte marítimo tan solo 700 millones, mientras que el transporte ferroviario fue receptor neto de 1.688 millones, una vez descontadas las subvenciones públicas.
El informe subraya que el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos (IEH) constituye la principal fuente de ingresos fiscales procedentes del transporte por carretera. “A diferencia del ferrocarril, el marítimo o el aéreo, el transporte por carretera no se beneficia de exenciones significativas en carburantes ni en matriculación”, destaca el documento.
La comparativa entre modos revela que la carretera no solo genera costes externos —como emisiones contaminantes o uso intensivo de infraestructuras—, sino que además es el único modo que los internaliza de forma significativa mediante impuestos. En cambio, los otros modos, pese a también generar impactos ambientales y sociales, reciben beneficios fiscales o subvenciones que no guardan proporción con su contribución real.
Desde una perspectiva económica y de mercado, el estudio alerta de una distorsión en la competencia intermodal, en la que el transporte por carretera soporta prácticamente en solitario la financiación de las infraestructuras y los costes externos, mientras otros modos se ven favorecidos por una fiscalidad laxa o incluso subvencionada.
Asimismo, el documento señala que la exención del IEH para el ferrocarril, el transporte marítimo y el aéreo supone “una ventaja competitiva injustificada desde el punto de vista ambiental y energético”, ya que los impactos de las emisiones de gases contaminantes no difieren sustancialmente entre modos.
En el ámbito de las externalidades, el informe reconoce que, si bien el transporte por carretera sigue siendo el modo con mayor impacto ambiental y social, ha registrado “mejoras sustanciales en eficiencia y reducción de emisiones” gracias a innovaciones tecnológicas y nuevas normativas aplicadas en los últimos años.
No obstante, el documento insiste en que, pese a estos avances, la carretera continúa asumiendo la mayor parte de los costes de infraestructura y mantenimiento, mientras la inversión pública se ha desplazado progresivamente hacia el ferrocarril, sin una correspondencia proporcional en términos de fiscalidad.